EL TRABAJO PLIOMÉTRICO EN EL ENTRENAMIENTO DEL WUSHU - 3
La progresión continúa con la incorporación de nuevos ángulos de despegue y rotaciones anatómicas de eje vertical que, poco a poco, van desarrollando modelos de horizontalidad más exigentes con el dominio aéreo y con las estructuras de estabilización y acción sin apoyo del núcleo central corporal.
La progresión incluye un mayor número de grados de giro aéreo y la capacidad de hacer inversiones corporales completas y recepciones extremas con aperturas de piernas en caída o posiciones sólidas sin rebotes. Todo esto se articula de una forma progresiva en el tiempo y con un rango de entrenamiento permanente que garantice el incremento exponencial de capacidades vinculadas a este tipo de acciones.
En el ámbito de la competición del Wushu deportivo, nos encontramos con ejercicios de extrema dificultad que son desarrollados con maestría por competidores que someten posteriormente su ejercicio a la valoración de un jurado especializado en contemplar y valorar la dificultad y el rango de calidad de los movimientos realizados. Los ejercicios con mayor número de grados de giro suelen tener puntuaciones más altas que aquellos que requieren un menor grado de destreza o capacidad para su realización. Esto ha acentuado el trabajo basado en el desarrollo de habilidades específicas para estas modalidades de competición, buscando grados de giro extremos con el objetivo de una mejor puntuación final.
En el año 2019, la European Wushu Federation (EWUF) modificó los estándares para la competición reduciendo el sentido final de los saltos en el marco de la ejecución competitiva a tres funciones:
1. Patear o golpear en el aire o al aterrizar
2. Evitar los ataques
3. Retirarse o acercarse al oponente
Entendemos que esto tiene una lógica de cara a preservar la naturaleza marcial del Wushu que, en bastantes casos, refleja excesiva similitud de exigencia con modelos puramente deportivos como la gimnasia deportiva o la artística. El Wushu es un deporte, pero es también un arte marcial que debe preservar su propia idiosincrasia.
Este nuevo estándar centra el trabajo acrobático en 15 modelos fundamentales para las modalidades deportivas, excluyendo algunas disciplinas como el Taijiquan, que comenzaban ya a separarse cada vez más del estándar marcial de sus respectivos estilos tradicionales.
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