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10 consejos para mejorar tu adherencia en el entrenamiento marcial

"Todos tenemos sueños. Pero para convertir los sueños en realidad, se necesita una gran cantidad de determinación, dedicación, autodisciplina y esfuerzo." Jesse Owens


¿Sientes que no avanzas?¿Eres constante en el entrenamiento? Hacerse esta segunda pregunta siguiendo a la primera puede ser un buen comienzo para poder concretar el motivo de tu falta de evolución.


Las artes marciales son tan exigentes en este punto como cualquier otra disciplina física. Nuestros sistemas se llaman también “disciplinas”, sobre todo porque cualquier progresión que pretendamos en el desarrollo del arte va a requerir una dosis importante de lo que significa esta palabra fundamental.


¿Qué entendemos por adherencia? Algunos habrán pensado que el título de la entrada se refiere al trabajo de adherencia (Nian, 粘) propio de estilos como el Taijiquan, sin embargo, en esta ocasión nos referimos a un concepto de adherencia diferente, uno más utilizado en el ámbito de la educación física.



Aunque hay muchas definiciones distintas, el significado central de este concepto tiene que ver con el nivel de cumplimiento de las tareas que conlleva el entrenamiento. También con nuestra implicación personal en el estudio y en la práctica prolongada a través del tiempo. Este compromiso del deportista, o del artista marcial en nuestro caso, puede resumirse como nuestra constancia en la práctica, en las sesiones, a lo largo de los años.


No hay avance sin disciplina, no hay avance sin duración, no hay avance sin profundidad y no hay avance sin inteligencia para descubrir los cambios que están ocurriendo en nuestra estructura cuando entrenamos. Estos cambios se pueden convertir en los factores que ralentizan el proceso de desarrollo personal a través de la práctica, los coadyuvantes de la dinámica de progresión y, también, nuestra respuesta personal en términos de motivación, ilusión, expectativas, ideas, voluntad y conciencia.

La calidad no es un acto, sino un hábito. Aristóteles

No podemos hablar de adherencia a la prácticacuando apenas dedicamos un par de horas a la semana al entrenamiento. No es una crítica, pero no hay ninguna garantía de progresión en el aprendizaje o en el desarrollo de habilidades a niveles profundos con un porcentaje de tiempo tan corto y en sesiones de práctica tan distanciadas entre sí. Estarán sin duda interferidas todas las bases del entrenamiento por muchísimos motivos adicionales, pero uno de los fundamentales será el de la escasa cantidad de tiempo dedicada a lo que llamamos práctica marcial, algo que implica estudio teórico y práctico del sistema.


Si queremos progresar, desarrollar un alto nivel de aptitud marcial, tenemos que conseguir un nivel de adherencia óptimo con nuestro entrenamiento, tenemos que desearlo, sentirlo, buscarlo y fomentar todo aquello que sentimos que lo consolida.


Veamos algunas de las claves para conseguir este objetivo:


1. Consolida tu asistencia a la práctica tengas ganas o no.

Recuerda que realizas esta actividad por voluntad propia. Tu decisión de iniciarla responde a una necesidad, a un objetivo que te marcaste por algún motivo. No olvides ese motivo y comprende que el camino para lograr los objetivos no siempre es un camino de rosas. La peor sesión de entrenamiento de tu vida siempre es mejor que un rato desperdiciado viendo la televisión o descansando sin ningún motivo real para ello. Tú decides si buscas en activo o esperas en pasivo.

2. Valora tu práctica.

Vivimos en una sociedad que sobrevalora el resultado pero apenas apunta al valor del proceso. Ponemos el foco exclusivamente en el logro, en lo que hacemos mejor que el resto. Esto no está mal pero es preciso que sea un sentimiento profundo, que nazca de tu convicción de que lo que haces mejora porque te aplicas a tope en un proceso que conlleva esfuerzo, dedicación, concentración, paciencia y mucha disciplina.


3. Coloca a la disciplina como uno de los pilares que consolidan tu carácter marcial.

Cuando nos proponemos algo y dejamos de hacerlo, una parte de nosotros identifica esta situación como algo que nos hace dignos de desconfianza. Cuando dejamos de tener confianza en nosotros mismos empezamos a buscar culpables de nuestras incapacidades o de nuestra mala suerte. Es muy probable que comencemos entonces a echar balones fuera y a pensar que el estilo no sirve, que nuestro profesor no es bueno, que las artes marciales no tienen sentido o que otros sistemas quizá respondan mejor a nuestras expectativas. No confundas espíritu crítico con criticar cosas sin haber explorado antes profundamente tus niveles de implicación y disciplina en la práctica.

4. Vincula la práctica a tu vida.

Conviértela en un motor de motivación para la lucha que la vida te exige. Cualquier objetivo que nos marquemos, ya sea profesional o personal, necesitará de una actitud resuelta e infatigable para intentar lograrlo. Contar con la referencia de nuestra solidez en la práctica, de nuestra constancia y con la filosofía de no decaer en el empeño, es una ayuda de un valor inestimable en esta sociedad tan exigente y tan compleja.


5. Prémiate.

Tienes que valorar tu esfuerzo, asumir que lo haces y con ellos vences la desidia, que no es excesivo y que gracias a él consigues lo que quieres. La mejor forma de valorarte es premiarte de forma significativa. Márcate periodos premiables sin faltas de asistencia y rubrícalos con una cena especial, con un encuentro, con la compra de un libro, o cualquier cosa que suponga algo de valor para ti. A veces un simple paseo por la playa en una mañana de otoño tiene tanto peso como cualquier regalo físico.


6. Comparte con otros.

El valor de nuestro esfuerzo y la motivación para seguir realizándolo es mucho mayor cuando lo compartimos con alguien afín, con alguien que entrena como nosotros, con alguien que comprende lo que hacemos y que participa de algún modo, directo o indirecto, en el proceso del entrenamiento. En las clases siempre tenemos cerca de personas que comparten nuestra visión de la práctica y con las que quizá sólo podremos compartir eso en exclusiva. No desperdicies la ocasión para hacerlo y disfruta de compartir tus inquietudes, tus retos, tus avances y tus soluciones personales para los problemas que la práctica te pone por delante.


7. Márcate objetivos.

Si quieres progresar tienes que conocer la dirección del progreso y las estaciones que hay a lo largo del camino. Esas estaciones las estableces tú en base a tus expectativas, tus deseos o tu voluntad de progreso. Los objetivos a largo plazo tienen que tener satélites más cercanos que te permitan vislumbrar el progreso. No descartes motivos, aunque sean cosas minúsculas como aumentar nuestra flexibilidad para mejorar nuestras patadas, conocer en profundidad una técnica determinada, conseguir un input de combate menos emocional, mejorar el rendimiento físico durante la sesión o, pasar de grado con un nivel de competencia óptimo. Si eres competidor convierte las competiciones en estas estaciones de motivación extra para aumentar la adherencia con la práctica.


8. Lleva un diario de práctica.

Llevar un diario de práctica es una herramienta fantástica para mejorar el aspecto cualitativo del entrenamiento, pero también es un punto de referencia propio que nos permite ver nuestros avances, establecer nuevos retos y conseguir observar la práctica desde muchas perspectivas diferentes. Si eres alumno de nuestra escuela recuerda que puedes solicitarnos por correo un ejemplar de nuestro Diario de práctica marcial.


9. Expresa tus dudas.

A veces, el camino en solitario genera un volumen alto de cuestiones que nadie solventa. Cuando la carga de cuestiones es alta, es probable que comencemos a ver nuestro objetivo como una tarea inabordable. Confía en tu profesor y explícale aquello que no te cuadra, tus dudas importantes relacionadas con el entrenamiento y valora tranquilamente sus respuestas para ver si puedes ver lo que haces desde un ángulo más motivador, si puedes desterrar tus dudas o si puedes aclarar los verdaderos motivos que subyacen en ellas.


10. Inspírate en los grandes.

Caminamos a hombros de gigantes. Basta leer la biografía de cualquier gran maestro para ver su determinación en la búsqueda de la excelencia en el arte, su infatigable afán de progreso, de conocimiento y de compromiso con un legado recibido. Las artes marciales son algo vivo cuya esencia es un camino ininterrumpido de grandes maestros comunicándose entre ellos a lo largo de cientos de años. Recuerda que formas parte de esa línea de transmisión, de esa tradición que hunde sus raíces en los orígenes mismos de la sociedad y que parte de tu esfuerzo, de tu trabajo y del desarrollo de tu práctica, tiene mucho que ver con aquellos que te la legaron y con aquellos a los que tú tendrás que transmitirle lo que la vida marcial te haya enseñado. No existe un motivo más poderoso que este para seguir insistiendo en la práctica de las artes marciales hasta el final de la vida.

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