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La importancia de involucrar a los niños en la elección de sus actividades extraescolares


Sabemos que cada decisión que tomamos para nuestros hijos está impregnada de amor y del deseo de ofrecerles lo mejor. Desde elegir la escuela adecuada hasta decidir qué alimentos son más nutritivos para ellos, nuestro objetivo final es siempre su bienestar y éxito. Pero ¿alguna vez nos hemos detenido a pensar que, en nuestra búsqueda de darles lo mejor, a veces lo más beneficioso podría ser dejarles tener una voz en el proceso de toma de decisiones?


Como dijo el estratega de negocios Peter Drucker, «Siempre que veas un negocio exitoso, alguien tomó alguna vez una decisión valiente». Este principio no solo se aplica al mundo de los negocios, sino también a la formación de nuestros hijos. Permitirles tomar decisiones valientes sobre aspectos que afectan su vida, como la elección de actividades extraescolares, puede ser un paso crucial hacia su desarrollo integral y éxito futuro.


En este artículo, exploraremos la importancia de involucrar a nuestros hijos en la elección de sus actividades extraescolares, especialmente desde la perspectiva de la pedagogía Montessori, que valora la autonomía y la participación activa del niño en su propio aprendizaje.



La educación no se limita a las aulas; también se extiende a las actividades extraescolares que los niños eligen para complementar su aprendizaje. Estas actividades pueden variar desde deportes y artes hasta habilidades prácticas como la cocina o la jardinería. Aunque los padres solemos tomar la decisión final sobre qué actividades extraescolares deben realizar nuestros hijos, es crucial involucrar a los niños en este proceso de toma de decisiones. La pedagogía Montessori, en particular, pone un fuerte énfasis en permitir que los niños tengan un papel activo en las decisiones que afectan su vida. Veamos por qué es tan importante.

Los niños son curiosos por naturaleza y tienen una amplia gama de intereses que están esperando ser explorados.

Autonomía y empoderamiento

Desarrollada por la doctora María Montessori a principios del siglo XX, la filosofía educativa del método Montessori pone un fuerte énfasis en fomentar la autonomía del niño. Según Montessori, la autonomía no es simplemente una habilidad que se adquiere, sino un elemento intrínseco al desarrollo humano que debe ser cultivado desde una edad temprana y que resulta clave en su desarrollo como persona.


La importancia de dotar de cierta autonomía segura y saludable a nuestros hijos se debe a muchos factores interrelacionados. Veamos algunos de ellos.


  • Desarrollo de la auto confianza: Cuando los niños tienen la oportunidad de tomar decisiones por sí mismos, desarrollan una mayor confianza en sus propias habilidades. Esto es crucial para su autoestima y para enfrentar desafíos futuros.

  • Fomento de la curiosidad y el aprendizaje activo: La autonomía permite que los niños exploren el mundo a su propio ritmo y de acuerdo con sus propios intereses. Esto fomenta una actitud de aprendizaje activo y curiosidad que es invaluable en la educación.

  • Preparación para la vida adulta: Las habilidades de toma de decisiones y responsabilidad que vienen con la autonomía son fundamentales para la vida adulta. Aprender a ser autónomo desde una edad temprana prepara a los niños para los desafíos y oportunidades que encontrarán más adelante.


Para fomentar esta autonomía, en las aulas Montessori se trabajan diferentes estrategias y procedimientos docentes que no solo pueden aplicarse en el aula. Por ejemplo:


1. Ambientes preparados: En un aula Montessori, el entorno está cuidadosamente diseñado para permitir la independencia. Desde muebles a la altura del niño hasta materiales accesibles, todo está dispuesto para fomentar la autonomía.


2. Elección guiada: Aunque se fomenta la independencia, también hay una estructura y orientación por parte del educador. Esto ayuda a los niños a tomar decisiones informadas en aquellos aspectos que por su propia madurez o estado de desarrollo requieran la ayuda sensible de la persona que está a cargo de su observación.


3. Respeto por el niño: En la filosofía Montessori, el niño es visto como un individuo capaz con sus propios deseos y habilidades. Se respeta su capacidad para tomar decisiones y se le da la libertad de hacerlo, siempre dentro de límites razonables.


4. Aprendizaje a través de la experiencia: Montessori aboga por el «aprender haciendo». Los niños aprenden mejor cuando tienen la libertad de explorar y experimentar, lo que a su vez fomenta la autonomía.

la autonomía no es simplemente una habilidad que se adquiere, sino un elemento intrínseco al desarrollo humano

Todo ello fomenta de forma directa e indirecta el desarrollo potencial de esta autonomía tan importante. Un rango de autonomía que repercute, directamente, en muchos aspectos de su vida, como por ejemplo el descubrimiento de sus intereses y pasiones.


Los niños son curiosos por naturaleza y tienen una amplia gama de intereses que están esperando ser explorados. Al darles la libertad de elegir, es más probable que descubran actividades que realmente les apasionen. Esto podría ser la danza, las artes marciales, el teatro, o cualquier otra cosa que les llame la atención.



Por otra parte, el impacto que este nivel de autonomía tiene en su desarrollo Integral es muy profundo en el ámbito de las habilidades sociales, emocionales o físicas. Cuando un niño elige una actividad que le interesa, es más probable que se comprometa con ella. Esto conlleva que, a su vez, profundice aún más en la materia y logre con ello un desarrollo más integral y holístico, partiendo de todo lo que hace al asumir su aprendizaje.


Un elemento de gran importancia en este sentido son precisamente las actividades semanales que realiza fuera de su entorno educativo reglado; nos referimos a las «actividades extraescolares». Estas son, de algún modo, un ámbito en el que es más probable que intervenga en todos los aspectos de toma de decisiones e implicación que hemos visto hasta ahora gracias a la oportunidad de intervención y de diálogo que se abre para los padres y madres.


Por este motivo, involucrar a los niños en la toma de decisiones de sus actividades extraescolares también ayudará a fomentar ese ambiente de comunicación abierta entre padres e hijos. Esto permite que los padres comprendan mejor las inclinaciones y talentos de sus hijos, mientras que los niños aprenden a expresar sus deseos y necesidades de manera efectiva.


La gran pregunta, partiendo de toda esta información, radica en cómo hacerlo. Veamos cinco propuestas que ayudarán sin duda a planificar mejor nuestra forma de abordar todo este proceso.


  • Preguntar: Un primer paso es preguntarles si les gustaría realizar alguna actividad fuera del colegio. Una actividad con la que disfrutar, aprender y crecer.

  • Explorar opciones: Presentar a nuestros hijos una variedad de actividades en la línea de lo que hemos deducido de nuestras primeras preguntas y observar su reacción hacia ellas.

  • Conversar: Establecer un proceso de elección en el que participen de forma activa y se reflexione sobre los pros y contras para decantarse por una u otra actividad. Debemos ser sinceros con ellos, pero evitar etiquetar cualquier aspecto que pensemos que no se corresponde con sus cualidades. A veces se nos cuelan algunos sesgos personales que pueden interferir en un proceso que debería ser claro y sincero desde el principio. Por otro lado, es importante que sientan que los escuchamos, un paso imprescindible para el fomento del diálogo entre padres e hijos.

  • Prueba y error: No hay nada de malo en probar una actividad durante un corto período de tiempo para ver si es la adecuada. No obstante, puede ser beneficioso hacerle ver que algunas actividades requieren esfuerzo y constancia. Saltar de una cosa a otra sin haber llegado a algún nivel de habilidad, conocimiento o comprensión no es una buena fórmula si queremos fomentar su autodisciplina y capacidad de esfuerzo.

  • Revisión y ajuste: Siempre es posible hacer cambios relativos a la actividad que realiza si las condiciones no son óptimas para lograr sus objetivos, por ejemplo, cambiar de horarios, de grupos o de escuela/profesores.


En conclusión, creemos que involucrar a los niños en la elección de sus actividades extraescolares no es solo una buena práctica pedagógica, sino también una excelente manera de fomentar su desarrollo integral. Siguiendo algunos de estos tips y principios, podremos ayudar a nuestros hijos a convertirse en individuos autónomos, responsables y apasionados por el aprendizaje.

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